Dejo el palito de madera sobre la encimera y me paso la mano por la boca pegagosa, relamiéndome.
-Joder, malditos polos.
Él sonríe y apoya un dedo en mis labios, para justo después acercarse y lamerlos despacio.
-Ahora saben todavía mejor, guapita.
-La mandarina, es lo que tiene. Está deliciosa, ¿Verdad?
1 mindstream:
mmmm deliciosos tus escritos!!! ;)
Publicar un comentario