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miércoles, 5 de enero de 2011

Out at the pictures.

-Ese tipo horrible ha vuelto, quiere tatuarse el pecho, ¿Te lo puedes creer? Pretende que le tatúes su peludo pecho.- Dice con una mueca de asco claramente cómica.
-En realidad, vas a tatuarle tú.
Se le desencaja la expresión como si acabaran de darle un puñetazo por toda la nariz chata que tiene.
Suelta una carcajada nerviosa y le mira crédula.
-Es coña, ¿No? Ya le tatué la otra vez, esta puede ser tu forma de darme las gracias.
-Resulta, guapa, que estás de prácticas en mi salón, y yo decido quien tatúa a quien.
Mueve la pierna nerviosa y tras un corte de mangas o como Clay diría, uno de esos gestos obscenos de las crías, se mete en la trastienda, se pone unos guantes y se sienta frente al tío.
-Vale, no tengo mucho tiempo, asi que dime que te quieres tatuar y acabemos cuanto antes.
Clay mira desde la entrada, de la tienda digo, la observa de lejos; como se muerde la comisura pensativa, su forma de rascarse la nariz con la palma de la mano y quedar perdida de tinta, su forma de limpiar la herida como queriendo meter el dedo índice en la yaga, la curvatura de sus cejas cuando las levanta al ver algo que le resulta gracioso.
Sacude la cabeza y se sienta detrás del mostrador, con la vista puesta en la lista de canciones del ordenador. Pone  Echoes, de The raptures. y empieza a cobrar a la gente que busca las nuevas camisetas de moda, esas chicas pijas que no tienen ni idea de punk y que todavía se piensan que Ramones es una marca de camisetas. No le inspiran nada, ni malo ni bueno, asi que ni se da cuenta de lo que tiene delante, solo dice el precio, mete en una bolsa la venta y se despide diciendo 'hasta la próxima'.
Unos tres cuartos de hora más tarde se ve movimiento en la trastienda y Clay va a ver como van. Está terminando de ponerle unas gasas sobre el tatuaje, que no es precisamente pequeño. Algún tipo de tribal le recorre todo el pecho, de un pezón a otro cubriendo toda la parte del esternón y parte de las primeras costillas. Levanta la cabeza y le fulmina con la mirada, como diciéndole 'eres un cabrón por dejarme a solas con este bichejo'. El sonríe socarrón y le da una palmada en el hombro.
-Deja, ya termino yo. Ve a lavarte anda, tienes toda la nariz negra.
Medio sonríe al verla levantarse refunfuñando y cobra al último cliente del día.
-¿Vienes a tomar algo?
Ella se gira despacio, como alucinando y le ve allí parado en la puerta. Le mira raro y sale de la tienda intentando no chocarse con él.
-Para la próxima si eso..

1 mindstream:

Mayra ronroneó

Qué tontorrona ella, con la buena pinta que tiene Clay...