Cuantas veces me he sentado en la ventana a mirar el cielo, pitillo en los labios y tristeza en los ojos.
Cuantos años llevo ya viviendo este viejo día, que no trae más que recuerdos. Cuantas cosas han recorrido mi vida este último tiempo, y cuantas cosas me voy a perder, porque un viejo gato no supo quererme, ni el día de su cumpleaños. Veintiún años después, todo es igual que hace tres. Ya ni los sietes significan nada. Ni los once. Ni los de Octubre, ni el mismísimo Noviembre.
Una pena.
Feliz cumpleaños.
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