Ahora más que nunca se me viene a la cabeza una canción que dice que no estoy aquí para entretenerte, sino para abusar de mi cuerpo. Y que gran verdad. Estoy aquí por todo lo que represento para mi misma y para el mundo en el que vivo. Esto va de movimientos en campos de batallas en los que los corazones se arrancan del pecho y vuelan de aquí para allá, sin más valor que el que pudiera tener una piedra en medio de un camino. Y de eso se trata, de que no está mal que yo me maltrate, pero ni por asomo dejaré que me hagan sentir como una auténtica estúpida de nuevo. Definitivamente esa parte de mi murió hace un par de años en un hospital de mi ciudad, olvidando todo aquello que dolía, y que ahora ni si quiera importa.
Tampoco importaba cuando volviera a casa, solo aquello que vendría conmigo en el regreso. Llegó la satisfacción de haberme visto levantarme una y otra vez, las risas a las que nunca dije adios y las ganas de no pensar en otros antes que en mi, porque la filosofía me enseñó en que punto las relaciones humanas son unicamente negocios. Prefiero invertir en algo que merece la pena recoger.
Y de eso se trata, de que no está mal que yo me maltrate, siempre que sea para sobrevivir una vez más.
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